viernes, 12 de agosto de 2011

"Consideraciones en orden al desarrollo humano" , Cardenal Peter K. A. Turkson, presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz

Consideremos pues como una propuesta no exhaustiva pero conveniente, algunos elementos necesarios propuestos por la doctrina social de la Iglesia que han de acompañar una eficaz acción en favor del desarrollo, conscientes de que los esfuerzos del hombre por construir un mundo más justo y habitable, tienen un valor precioso ante Dios.


a. La Conversión
La importancia de la conversión cristiana y sus consecuencias efectivas sobre la propia vida, es una constante de los relatos evangélicos, recordemos la escena del llamado joven rico que recibe de Jesús una invitación más radical aún de la que él afirmaba haber cumplido (Mt 16, 21 ss.), conocemos el final de esta escena, lo que nos muestra que nuestra conversión no ha sido aún total si no alcanza el pleno desprendimiento de lo que puede alejarnos de Dios. Veamos luego el caso de Zaqueo el publicano, que ante el profundo encuentro con el Salvador decide cambiar definitivamente su vida (Lc 19, 9-10) corrigiendo el daño que con el propio actuar se hubiera provocado.Por ello la conversión plena de cada uno de nosotros ha de acompañar la sincera búsqueda del verdadero desarrollo humano, a fin de que la vida terrena sea más divina y más digna del hombre, con la transformación de nuestros corazones de piedra en corazones de carne.

b. La Fidelidad a la Verdad
De frente a una sociedad que con frecuencia relativiza la verdad, que se desentiende de ella o la rechaza, es de fundamental importancia seguir el camino de la verdad. Como creyentes somos conscientes de que la razón y la fe colaboran a la hora de mostrarle el bien, con tal que se quiera ver. La verdad nos rescata de las opiniones y de las sensaciones subjetivas que atentan contra la dignidad humana y nos hace así superar las determinaciones culturales e históricas.Una cultura sin verdad es fácil presa de las emociones y las opiniones contingentes de los sujetos, llegando a privar a las realidades de su significado estable y objetivo, e imponiendo una valoración relativista. Por ello vivir la caridad en la verdad nos lleva a comprender que la adhesión a los valores del cristianismo no es sólo un elemento útil, sino indispensable para la construcción de una buena sociedad y el verdadero desarrollo humano integral.

c. El Respeto a la Vida Humana
Una indispensable consideración al momento de procurar el desarrollo, que es subrayada por Su Santidad Benedicto XVI en la Encíclica Caritas in veritate donde afirma “que la cuestión social se ha convertido radicalmente en una cuestión antropológica, subrayando la centralidad de la concepción de la vida del ser humano, y del ser humano en sí, y reconociéndola como un elemento de fundamental atención en el momento de procurar el desarrollo humano integral. Por ello bajo ninguna circunstancia se puede instrumentalizar al ser humano o parcializar el respeto de los valores irrenunciables de la vida y la familia en esta tarea.

d. El Humanismo Cristiano
Sabemos que nuestra fe incluye un principio antropológico que reconoce a la persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios, elevada a un fin sobrenatural trascendente respecto a la vida terrena. Así considerada, la persona humana, creada con las facultades de libertad, inteligencia y voluntad, y reconocida como sujeto de derechos y deberes, es el primer principio, el corazón y el alma de la enseñanza social de la Iglesia. Es ésta la base irreductible e indispensable del nuevo humanismo que podrá producir un verdadero desarrollo humano integral, y para cuya elaboración es necesario promover la reflexión profunda.Somos pues invitados a reconocer la necesidad de profundizar sobre un “humanismo nuevo, el cual permita al hombre moderno hallarse a sí mismo”. En el pleno reconocimiento de que la fuerza más poderosa al servicio del desarrollo es un humanismo cristiano, que guiado por la verdad ha de vivificar la caridad, hemos de favorecerlo, a través del constante discernimiento en la comunión eclesial

e. La Justicia
La promoción del verdadero desarrollo humano propuesta en la última encíclica señala la justicia como uno de los criterios orientadores de la acción moral que han de acompañar la vivencia del principio«Caritas in veritate» en una sociedad en vías de globalización. Los contenidos ahí presentes, referidos al tema de la justicia se convierten en un desafío para nuestra vida cristiana, pues como primer elemento se nos advierte que la vivencia de la caridad exige la justicia, incluido el reconocimiento y el respeto de los legítimos derechos de las personas y los pueblos. Mientras que especifica que no es posible actuar la caridad en «dar» al otro de lo mío, sin actuar primero la justicia habiéndole dado previamente lo que en virtud de su ser y de su obrar le corresponde.En cuanto al principio de la justicia que en todo momento tiene que ver con el hombre y con sus derechos, se precisa junto a la solidaridad el alcance intergeneracional ha de acompañar necesariamente los proyectos para un desarrollo humano integral, por lo que las decisiones del presente no pueden ignorar los derechos de las generaciones sucesivas ni sus efectos sobre las diversas dimensiones de la vida social.

f. La Gratuidad
El último elemento que señalamos y que nos presenta la Encíclica es el tema del desarrollo que coincide con el de la inclusión relacional de todas las personas y de todos los pueblos, inclusión que se construye en la solidaridad basada sobre la justicia y la paz. Afirmando que en la época de la globalización, no se puede prescindir de la gratuidad, que fomenta y extiende la solidaridad y la responsabilidad por la justicia y el bien común, precisa que esta solidaridad no se puede confinar en manos de instituciones que la burocratizan y terminan por consumir los recursos.La lógica del don propuesta por la Encíclica no excluye la justicia ni se yuxtapone a ella, sino subraya el principio de gratuidad como expresión de verdadera fraternidad humana en orden al desarrollo, pues la vida humana como vocación al desarrollo, implica la disponibilidad solidaria al prójimo como auténtico reflejo de la disponibilidad para con Dios.

La Conferencia del Cardenal Turkson se puede leer integralmente en: http://www.argentinadsi.org/documentos/conferencias/

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