miércoles, 26 de octubre de 2011

Mensaje del Santo Padre para la 98 Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado

Queridos hermanos y hermanas:
Anunciar a Jesucristo, único Salvador del mundo, «constituye la misión esencial de la Iglesia; una tarea y misión que los cambios amplios y profundos de la sociedad actual hacen cada vez más urgentes» (E.N. 14). Más aún, hoy notamos la urgencia de promover, con nueva fuerza y modalidades renovadas, la obra de evangelización en un mundo en el que la desaparición de las fronteras y los nuevos procesos de globalización acercan aún más las personas y los pueblos, tanto por el desarrollo de los medios de comunicación como por la frecuencia y la facilidad con que se llevan a cabo los desplazamientos de individuos y de grupos. (...)

El tema que he elegido este año para la Jornada mundial del emigrante y del refugiado – Migraciones y nueva evangelización – nace de esta realidad (...) En efecto, las migraciones internas o internacionales realizadas en busca de mejores condiciones de vida o para escapar de la amenaza de persecuciones, guerras, violencia, hambre y catástrofes naturales, han producido una mezcla de personas y de pueblos sin precedentes, con problemáticas nuevas no solo desde un punto de vista humano, sino también ético, religioso y espiritual (...) 

Nuestro tiempo está marcado por intentos de borrar a Dios y la enseñanza de la Iglesia del horizonte de la vida, mientras crece la duda, el escepticismo y la indiferencia, que querrían eliminar incluso toda visibilidad social y simbólica de la fe cristiana. En este contexto, los inmigrantes que han conocido a Cristo y lo han acogido son inducidos con frecuencia a no considerarlo importante en su propia vida, a perder el sentido de la fe, a no reconocerse como parte de la Iglesia, llevando una vida que a menudo ya no está impregnada de Cristo y de su Evangelio. Crecidos en el seno de pueblos marcados por la fe cristiana, a menudo emigran a países donde los cristianos son una minoría o donde la antigua tradición de fe ya no es una convicción personal ni una confesión comunitaria, sino que se ha visto reducida a un hecho cultural. Aquí la Iglesia afronta el desafío de ayudar a los inmigrantes a mantener firme su fe, aun cuando falte el apoyo cultural que existía en el país de origen, buscando también nuevas estrategias pastorales, así como métodos y lenguajes para una acogida siempre viva de la Palabra de Dios (...)

El actual fenómeno migratorio es también una oportunidad providencial para el anuncio del Evangelio en el mundo contemporáneo.(...) En el comprometedor itinerario de la nueva evangelización en el ámbito migratorio, desempeñan un papel decisivo los agentes pastorales – sacerdotes, religiosos y laicos –, que trabajan cada vez más en un contexto pluralista: en comunión con sus Ordinarios, inspirándose en el Magisterio de la Iglesia, los invito a buscar caminos de colaboración fraterna y de anuncio respetuoso, superando contraposiciones y nacionalismos.

Por su parte, las Iglesias de origen, las de tránsito y las de acogida de los flujos migratorios intensifiquen su cooperación, tanto en beneficio de quien parte como, de quien llega y, en todo caso, de quien necesita encontrar en su camino el rostro misericordioso de Cristo en la acogida del prójimo. Para realizar una provechosa pastoral de comunión puede ser útil actualizar las estructuras tradicionales de atención a los inmigrantes y a los refugiados, asociándolas a modelos que respondan mejor a las nuevas situaciones en que interactúan culturas y pueblos diversos. (...)

Las comunidades cristianas han de prestar una atención particular a los trabajadores inmigrantes y a sus familias, a través del acompañamiento de la oración, de la solidaridad y de la caridad cristiana; la valoración de lo que enriquece recíprocamente, así como la promoción de nuevos programas políticos, económicos y sociales, que favorezcan el respeto de la dignidad de toda persona humana, la tutela de la familia y el acceso a una vivienda digna, al trabajo y a la asistencia.(...)


Vaticano, 21 de septiembre de 2011 BENEDICTUS PP. XVI

martes, 18 de octubre de 2011

XI Encuentro Nacional para Dirigentes Políticos y Sindicales

El 17 de septiembre de este año se realizó en Luján el XI Encuentro Nacional para Dirigentes Políticos y Sindicales, con el tema “Hacia un Bicentenario en Justicia y Solidaridad 2010-2016” - ARGENTINA: Construyendo un proyecto de país; de permanente búsqueda del Bien Común. Este encuentro se halla enmarcado en el trabajo realizado por la Pastoral Social de Argentina iniciado desde el 2005 con el "Foro debate Estrategia País". Fueron convocados jóvenes laicos involucrados en la vida social, política, sindical y miembros de movimientos eclesiales y jóvenes de espacios políticos que vienen acompañando este programa de formación y reflexión a lo largo de los encuentros que hemos realizado en nuestro país desde 2007.

El Primer ESPACIO DE REFLEXIÓN, cuyo tema convocante fue “La participación política para transformación social”, lo iluminó Monseñor Jorge Casaretto, Presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social: “Me gustaría hablar de la vocación de ustedes. La Iglesia se preocupa por la gente y la sociedad toda, y tiene una serie de ideas acumuladas —2000 años de existencia en diálogo con distintas culturas— con las que elaboramos nuestro pensamiento social. Y acá notamos dos dimensiones: la Iglesia y ustedes, y la Iglesia y la sociedad. Dice Jesús que allí donde está tu tesoro está tu corazón. Creo que éste podría ser el eje central de esta conversación. ¿En qué están poniendo ustedes su corazón?”, preguntó monseñor Casaretto a los jóvenes asistentes.

Y continuó: “En la vida se nos presentan 3 dimensiones: Dios, las otras personas y las cosas. Dimensiones que abarcan toda nuestra vida. Si me siento hijo ante Dios, hermano ante las otras personas y señor ante las cosas, estoy viviendo bien. Una cosa es hacer política pensando que el otro es mi contrincante y otra bien distinta si pienso que es mi enemigo. Estas dimensiones me presentan un comportamiento que surge de la vocación genérica por la fraternidad. Ante la calumnia, se pueden encontrar caminos que nos alejen de la mentira. El hombre, la mujer que están en política, en la vida sindical, debe ver las cosas como instrumentos y no como fines”.

Monseñor Casaretto profundizó sobre la cuestión de la vocación: “Si ustedes están reunidos acá es porque tienen una vocación además de una ocupación. La vocación es algo más amplio, casi una misión. Nos ‘pica el bichito’ de que otros pueden vivir mejor a través de nuestro esfuerzo personal. Ahí aparece la vocación. Esta diferencia es importante porque se descubre el bien común y ya ustedes no pueden ser felices si no pueden serlo todos los argentinos. Por esto, ustedes tienen que dar gracias a Dios. Valoren el hecho de haber sido tocados por Dios para fortalecer los partidos políticos, los estamentos sindicales”.

Quienes se preocupan por el bien común necesariamente se conectan e interactúan con el poder, el dinero y el placer. “Quisiera desarrollar estas 3 relaciones —afirmó Casaretto—. En la vida si no se tiene poder no se puede cambiar nada y el poder como tal es bueno, el tema radica en cómo lo usamos. Usarlo para la autoexaltación o manejar a los demás no lleva a la construcción del bien común. Desde el poder se sirve a la gente como instrumento de transformación de la realidad, especialmente de nuestros hermanos más pobres. Desde el poder tenemos que exaltar la dignidad e las personas.”

Luego, Casaretto se explayó sobre la relación con el dinero: “Aunque tiene mala prensa porque es sinónimo de corrupción, representa un bien, es un símbolo de las cosas. Y si no hay presupuesto no se puede favorecer a los pobres. El tema es, ¿lo vamos a usar para enriquecernos, para corromper? Claro que la relación con el dinero es difícil, ¿entonces cómo hacemos? La política debe dar un medio de sustento para que los políticos no entren en negociados para poder vivir, llevar las cuentas claras y no tiene que ser elemento de corrupción. Los argentinos quieren ver personas dignas y transparentes. Ustedes tienen que convencerse de esto”.

“Dios puso en el corazón del hombre un deseo de felicidad”, empezó Casaretto al ahondar en la relación del hombre con el placer. “Ustedes tienen que encontrar en la vocación política y sindical un gusto, un sentimiento de felicidad y a la vez compatibilizar la vida familiar con la vida política.” Volvió a la frase de Jesús sobre dónde está el tesoro del hombre: “El tesoro está en la vocación que hemos recibido de manera que el servicio desde la política y el sindicalismo esté equilibrado con la vocación por la familia. Y ahora la Iglesia aterriza estos conceptos en la realidad concreta. Lo hicimos en el Documento del Bicentenario y en mayo de este año en Rosario durante el Congreso de Doctrina Social de la Iglesia. En el Documento los ejes conceptuales son la opción preferencial por los pobres, el valor de la vida en todas sus dimensiones, gestar acuerdos a través del diálogo y tener en cuenta el desarrollo integral de las personas.”

Para finalizar puntualizó los conceptos básicos que aparecieron durante el citado Congreso: “necesidad de fortalecimiento familiar, jóvenes ‘ni-ni’ (ni estudian ni trabajan), luchar contra el narcotráfico, promover el derecho universal al primer empleo y la reforma educativa”.

El Segundo ESPACIO DE REFLEXIÓN tuvo como eje temático "La política como medio para construir un proyecto común y el espacio de los jóvenes". Compartieron sus reflexiones Mariano Pinedo (Subsecretario de Integración Nacional del Gobierno Nacional), Ricardo Gil Lavedra (Diputado Nacional por la Unión Cívica Radical) y Alfreso Ferraresi (Secretario General del gremio de Empleados de Farmacia), coordinados por Leonardo Blanc, miembro del Equipo Nacional de Nuevos Dirigentes.

“Creo en la historia como un proceso de los pueblos y nuestra actuación en la política debe tener presente las tradiciones, el bagaje cultural y los sueños de los pueblos. Si se entiende lo anterior, los rótulos o cargos o funciones de los dirigentes políticos pasan a un segundo plano, para dar paso aun rol de servicio de mayor riqueza. El sujeto político por excelencia es la familia. Si no valoramos la importancia política de la familia, terminamos aislando al hombre para que ejerza su libertad.” (PINEDO)

“El bien común ha sido materia de estudio a lo largo de la historia con lo cual la búsqueda de la felicidad también lo es. (…) La democracia debe asegurar un disfrute de derechos. Y esto es inseparable de la política. (…) La concepción aristotélica de la política contempla dos vertientes: la ética y la estética, y se separa de la concepción del poder como dominación. (…) La democracia, por supuesto, es a soberanía del pueblo. No es un método electoral, es el sistema que permite alcanzar el bienestar, la felicidad. Esto le da sentido a la democracia. La democracia participativa no incluye solamente a la mayoría. Las minorías también forman parte de la soberanía popular. La democracia es una actitud de servicio. Los que militamos estamos haciendo, en última instancia, un acto de amor.” (GIL LAVEDRA)

“Somos humanistas cristianos haciendo sindicalismo y política. (…) El sindicato posibilita la participación. (…) A los jóvenes les recomiendo que estudien, recuperen la memoria histórica y van a ver que los obreros y los jóvenes siempre fueron los protagonistas de las transformaciones.” (FERRARESI)

Fuente: Equipo de Nuevos Dirigentes COMISIÓN EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL- Conferencia Episcopal Argentina (CEA) http://nuevosdirigentes.blogspot.com

domingo, 9 de octubre de 2011

Declaración de los Equipos de Pastoral Social y Pastoral Aborigen- Diócesis de Comodoro Rivadavia


Por un desarrollo integral, solidario y sustentable



Los Equipos de Pastoral Aborigen y Pastoral Social de la Diócesis de Comodoro Rivadavia quieren manifestar su profunda inquietud ante las nuevas versiones que darían cuenta de una posible modificación a la Ley N º 5001, la primera Ley que reprueba la extracción megaminera del país, la cual fuera emulada por otras tantas provincias del país.Dado el escenario político que se ha creado en vista a la renovación de autoridades a nivel provincial, y las recurrentes versiones que indicarían un incremento de la exploración y explotación minera en la meseta chubutense deseamos recordar algunas cuestiones e interpelar otras.

Como Iglesia chubutense, junto a otros actores sociales con los que compartimos el mismo espacio de ciudadanía, somos partícipes desde hace años de la misma honda preocupación acerca de la política extractiva en nuestra provincia. Esta voz se ha mezclado e integrado con otras voces que sienten la misma inquietud y tienen los mismos anhelos de un desarrollo que sea humano, integral, solidario y sostenible para los pobladores de nuestra provincia. Y desde nuestra visión tanto cristiana como ciudadana, abordamos este desafío que trasciende lo exclusivamente religioso, para buscar de abordarlo de manera integral. Ningún aspecto puede quedar fuera, ya que afecta a todas las dimensiones del ser humano.Es por eso que desde hace años, los obispos patagónicos y sus equipos de Pastoral Aborigen y Social, se han manifestado recurrentemente respecto de este tema, rechazando firmemente una política extractiva megaminera con uso de explosivos y de insumos tóxicos cuyo poder de contaminación y producción de desechos, sabemos, traen efectos devastadores hacia recursos como el agua, el suelo, el aire y la luz, que son bienes comunes.


La tensión provocada por la lógica de un sistema mundial de producción ha generado una cultura consumista que hemos de cuestionar terminantemente, para garantizar un futuro común para todos: los que estamos y los que vendrán.Por ello, definimos como un retroceso al actual estado de situación de querer modificar el marco regulatorio adaptando una ley que fuera el fruto de una lucha y reivindicación de todo un pueblo como lo fue aquel histórico “No a la mina” de Esquel. Consideramos que aún no se ha dado un debate que analice en forma integral, orgánica y accesible a todos, acerca de las consecuencias de este tipo de extracción para poder definir o no su rechazo. Salvo la notable experiencia colectiva de Esquel y de otras convocatorias recientes, no ha habido espacios de debate público destinados a la población en general y con la participación de funcionarios y legisladores responsables de las decisiones que se toman. Además debemos considerar las deficiencias del sistema de representación política cuestionado por su fragilidad y falta de transparencia.


Debe mencionarse el enorme esfuerzo de distintos ámbitos de la sociedad civil (foros, vecinos autoconvocados, comunidades mapuche-tehuelches, colectivos ambientales, entidades de derechos humanos y otros ciudadanos), y de esta propia Iglesia, junto a otras confesiones, que han movilizado y motorizado espacios de intercambio y concientización en pueblos y ciudades de la provincia, para el conocimiento de las consecuencias de esta actividad.Pero consideramos que es deber ineludible del Estado garantizar el acceso a toda la información posible y en forma exhaustiva de las consecuencias inmediatas y futuras, de la actividad megaminera. Rechazamos de plano dejar sólo en manos de las empresas -transnacionales- la responsabilidad de la información, habida cuenta de los poderosos intereses en juego que regulan la óptica de sus acciones.


Es sabido por todos que esta minería afecta directamente “los Derechos de las comunidades aborígenes, alterando su hábitat, y poniendo en riesgo la base de su subsistencia centrada en la ganadería ovina y caprina, agrediendo su cultura caracterizada por el respeto a la naturaleza y el amor a la madre tierra como fuente de alimento, casa común y altar del compartir humano” (1). “La Constitución Nacional (art. 75, inc. 17) y la Provincial (art.34) establecen su participación en la gestión referida a los recursos naturales y en los demás intereses que los afecten”. Por su parte el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes, protege el derecho a la existencia colectiva, a la identidad cultural, a la propia institucionalidad y a la participación”(2) lo cual impone al Estado el deber de consultarlos obligadamente. Ellos deben ser los responsables y los protagonistas de su modo de vivir y de su cultura y de su destino. Aún no se han instrumentado los mecanismos que aseguren el respeto del derecho a la participación indígena, incluso facilitado los medios económicos necesarios y con los tiempos adecuados para que las instituciones representativas puedan ejercer estos derechos. Y esto es de indudable competencia del Estado


Vemos cómo se quiere instalar un discurso único acerca de los beneficios de los emprendimientos mineros, como única tabla de salvación para el sustento de pobladores y para el resto de la provincia, cuando no ha habido una verdadera, continua y sostenible política integral a través del tiempo, que les permitiera lograr cierto bienestar y calidad de vida, lograda por ellos mismos. Y donde dicha sustentabilidad, autóctona y genuina a sus raíces, debiera darse a partir de diversas áreas de promoción del desarrollo a beneficio de todos sin excepción. Como, por ejemplo, la utilización del acuífero “recientemente descubierto” para el desarrollo de los emprendimientos ganaderos existentes y futuros.
Este hecho ha provocado la fragmentación de la población en general contraponiendo conceptos tan atractivos como “desarrollo” y ” progreso” al de “sentido ético”, el cual es descalificado por su aparente inutilidad material. Sabemos que en nombre del progreso se ha cometido mucho daño irreparable para el planeta. Todos queremos progreso, pero no a cualquier costo y menos si hace peligrar la vida de las futuras generaciones.Pero insistimos en que es “necesario instalar una visión ético-espiritual, -la cual supera el plano religioso y es propiedad de todas las personas- de profunda raíz histórica, cultural y ancestral para acordar decisiones compartidas, de manera responsable y comunitaria, interpelando y oponiendo otro modelo distinto al provisto por el sistema donde el afán de lucro y de explotación hiere permanentemente a los recursos de nuestro planeta” (3).


Nuestra provincia podría liderar otro tipo de propuesta de un “desarrollo alternativo, integral y solidario”, basado en una ética que incluya la responsabilidad por una ecología natural y humana, superando la lógica utilitarista e individualista”, donde los poderes económicos, tecnológicos y políticos no se someten a criterios éticos. (4)Hoy necesitamos rescatar la actitud del cuidado y la protección como instrumentos para un “buen vivir”, como gesto amoroso que pretende preservar la herencia que recibimos del universo y de la cultura y garantizar verdaderamente un mejor futuro para todos. (5) 


4 de Octubre de 2011. Festividad de Francisco de Asís, patrono de la ecología
 Citas:

(1)(2)(3)(4) Documento: “Reflexiones sobre la Megaminería ” Virginio Bressanelli scj, obispo de la Diócesis Comodoro Rivadavia y Comisiones Diocesanas de Pastoral Social y Pastoral Aborigen, 2009.

 (5) “Críticos, creativos, cuidantes- textos breves”: Leonardo Boff, Centro Nueva Tierra, 2005.