miércoles, 1 de febrero de 2012

Intención General para la oración de Febrero 2012


PARA QUE TODOS LOS PUEBLOS TENGAN PLENO ACCESO AL AGUA Y A LOS RECURSOS NECESARIOS PARA SU SUSTENTO COTIDIANO 


COMENTARIO PASTORAL
Alabado seas, mi Señor, por medio de la Hermana Agua;  
es tan útil, y humilde, y preciosa, y casta.  
(San Francisco de Asís: Cántico del Sol)

En el año 2010, la Organización de las Naciones Unidas declaró que el agua potable segura y limpia y las 
instalaciones sanitarias eran un derecho humano, “esencial para disfrutar plenamente de la vida y de  todos los otros derechos humanos”. Sin agua, ningún ser humano puede sobrevivir más de unos pocos días. La falta de acceso al agua causa anualmente la muerte a más niños que el SIDA, la malaria y el sarampión juntos, mientras que la falta de instalación sanitaria afecta al 40 por ciento de la población mundial. 

Pero el desafío de acceso al agua potable segura no es solamente un problema de la gente para el  desarrollo de los países. En muchos países desarrollados alrededor del mundo, el agua potable es muy  cara cuando los gobiernos venden las fuentes públicas del agua a grandes compañías, que después venden el agua sacando ganancia, y la someten a las fuerzas del mercado. El agua embotellada también produce una cantidad enorme de botellas de plástico en los vertederos de basura, que requieren hasta 1,000 años para que se degraden o destruyan.  

Benedicto XVI, hablando de esta preocupación en  su discurso en la Exposición Mundial en Zaragoza, España, en el año 2008, dijo que el derecho al agua “está fundado sobre la dignidad de la persona humana; es necesario en esta perspectiva examinar atentamente el enfoque de aquellos que consideran y tratan el agua meramente como una comodidad económica. Su uso debe ser racional y de apoyo, el resultado de una sinergia equilibrada entre los sectores públicos y privados”.  

El uso indirecto del agua para la producción de los alimentos hace surgir cuestiones muy serias referentes al estilo de vida en los países desarrollados. La producción de un kilo de carne de res requiere un promedio global de 16,000 litros de agua. Para producir una taza de café se requiere un promedio de 140 litros de agua. Todos somos conscientes del hecho que la gente de los países en vías de desarrollo consumen menos agua, pero también tenemos que tomar en cuenta que mientras más desarrollado sea un país, más tiende a “importar” el consumo del agua a expensas de otros países. Por ejemplo, muchas flores que se venden en los mercados europeos vienen de Kenya, donde drenan o desaguan las fuentes de agua locales mientras los europeos pueden seguir “nadando”; y el 65% del consumo del agua en Japón viene de fuera del país, en forma de arroz, carne, y otros bienes y servicios. 

En principio, un sencillo cambio de actitud puede motivarnos a economizar el agua cada día: ser reverentes y apreciar el agua, recordando que es un don de Dios, y no debe desperdiciarse. En la casa podemos mostrar esta reverencia cada vez cerrando el grifo mientras nos lavamos los dientes, tomando una ducha en vez de un baño de tina, cuando reparamos un grifo que gotea, o cuando tenemos una comida vegetariana en lugar de comer carne. Fuera de casa, podemos ser sensibles a la cuestión del agua embotellada, en lugares donde el agua del grifo no es segura para beber, comprar de los negocios locales en lugar de las compañías multinacionales. 

“La cuestión del agua es verdaderamente un derecho a la vida” (Delegación de la Santa Sede en el 4º 
Foro Mundial del Agua, Ciudad de México, 2006). 
Uta Sievers 
Redes de Defensa y Comunicación  
Secretariado de Justicia Social y Ecología (SJES) 
Curia General de la Compañía de Jesús 

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