Por Monseñor Jorge Eduardo Lozano, obispo de Gualeguaychú y titular de la Comisión Episcopal de Pastoral Social
Querida amiga, querido amigo. Espero hayas comenzado muy bien este 2012 recién iniciando.
Necesitamos paz. Queremos, anhelamos, nos merecemos vivir en paz. Cada 1 de enero se realiza la Jornada Mundial de Oración por la Paz. El Papa propone en esta ocasión el lema “Educar a los jóvenes en la justicia y la paz”, y nos da un hermoso mensaje del cual comparto unos pocos párrafos.
Benedicto XVI reconoce que durante el 2011 “aumentó el sentimiento de frustración por una crisis cuyas raíces son sobre todo culturales y antropológicas. Parece como si un manto de oscuridad hubiera descendido sobre nuestro tiempo y no dejara ver con claridad la luz del día”. En la oscuridad se camina despacio, con sensación de inseguridad y hasta de angustia o temor.
Por eso pide a los jóvenes: “No se dejen vencer por el desánimo ante las dificultades y no se entreguen a las falsas soluciones, que con frecuencia se presentan como el camino más fácil para superar los problemas”.
La tentación del derrotismo o una mirada pesimista corroe los sentimientos más nobles, llevando muchas veces a una actitud escéptica. Y el Papa les insiste: “No tengan miedo de comprometerse (…) Vivan con confianza su juventud y esos profundos deseos de felicidad, verdad, belleza y amor verdadero que experimentan”. (…) Sean conscientes de sus capacidades y nunca se encierren en ustedes mismos, sepan trabajar por un futuro más luminoso para todos”. ¡Qué buen consejo! ¡Cómo deseo que estas palabras lleguen al oído y corazón de los jóvenes!
Esos deseos profundos de felicidad, verdad, belleza y amor verdadero que el Santo Padre menciona son puestos en el corazón humano por el Espíritu Santo. No son búsquedas vanas o meras ilusiones. No son pompas de jabón o castillos de arena. Son cimientos sólidos sobre los cuales construir la vida.
A ellos —los jóvenes— muchas veces se los ve como un problema o se resalta su lado más débil. Se los muestra en los noticieros cuando se drogan, se pelean o delinquen, sin embargo, “la Iglesia mira a los jóvenes con esperanza, confía en ellos y los anima a buscar la verdad y a defender el bien común”.
El Santo Padre hace un llamado a todos los que somos responsables de educar a los jóvenes en la justicia y la paz: la familia, la educación, los políticos, los medios de comunicación.
Los jóvenes no son “auto-didactas”. Necesitan que los adultos nos hagamos cargo de aquello que nos corresponde. En buena medida, ellos son el resultado de nuestros aciertos y fracasos; de nuestro compromiso y de nuestra pereza o cobardía.
Finalmente el Santo Padre llama “de modo particular a los jóvenes, que mantienen siempre viva la tensión hacia los ideales, a tener la paciencia y constancia de buscar la justicia y la paz, de cultivar el gusto por lo que es justo y verdadero, aun cuando esto pueda comportar sacrificio e ir contracorriente”.
Alentemos a los jóvenes en este camino. Si vos sos joven recibí estas líneas como escritas para vos mismo, con nombre y apellido. Si tenés hijos jóvenes, te pido un favor: haceles llegar estas palabras. El futuro de la humanidad depende de lo que logremos sembrar en ellos.
¡Feliz año 2012! Y en la justicia y la paz.
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