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domingo, 22 de enero de 2012
El cura y el intendente de Famatina: dos referentes de la lucha antiminera
Entrevistas a Omar Daniel Quinteros, curapárroco de Famatina, y al intendente Ismael Bordegaray. Una misma lucha desde lugares distintos.
Quinteros: “El poder político pidió mi traslado”.
El cura franciscano llegó a Famatina hace cuatro años y es una parte importante de la resistencia: "desde que llegué interpreté el sentir de este pueblo y vengo acompañándolo”, explicó.
¿Dónde desarrollaba antes su misión?
– Era cura párroco de Anillaco.
Ah. Un lugar interesante.
– Siempre me toca bailar con la más fiera, como se dice. De todos modos, cuando ejercí allá ya había amainado la fiebre del oro menemista.
Llegó cuando ya Famatina había expulsado a la Barrick. ¿Qué lo llevó a acompañar el espíritu del pueblo, como usted señala?
– No he hecho más que ser fiel a lo que la iglesia nos ha pedido a los pastores, defender la vida y acompañar al pueblo de dios, peregrine donde peregrine. Acá en Famatina ese acompañamiento es contra la megaminería, contra sus maneras de operar, con cianuro, con grandes cantidades de agua, que es un bien escaso. Todo lo que hice fue acompañar a este pueblo en mi figura de pastor.
Sin embargo, ese acompañamiento supera lo espiritual. Ha trascendido que usted tañe las campanas cuando existe una posición difícil.
– Yo nunca toqué la campana, pero sí he dado licencia para que cuando la comunidad se vea amenazada de alguna manera, toque la campana. Es el medio más expedito, más eficaz, incluso más que los celulares, ya que a veces nos quedamos sin señal.
¿Tuvo algún señalamiento de parte de la cúpula de la iglesia?
– No hasta ahora. Por el contrario, otros párrocos de la región me han llamado para haceme llegar su acompañamiento o apoyo. Por trascendidos sé que se ha pedido mi traslado o que se me prohíba tocar las campanas. Pero no por parte de la cúpula de la iglesia. No he tenido ningún tipo de impedimento por parte de nuestro obispo.
¿Y de parte del poder político?
– Como le digo, si ha habido algún pedido de traslado o impedimento de tocar campanas, habrá venido del poder político. Pero no he tenido ningún contacto con funcionarios por el momento.
Esta provincia tiene una tradición de una iglesia de los pobres. Acá estuvo el obispo Angelelli.
¿Se considera parte de esa tradición?
– Respeto mucho al obispo Angelelli. Me inspira su espiritualidad para acompañar al pueblo en este momento histórico. Pero lo que me mueve es la espiritualidad franciscana. Fui criado en ese amor a la vida, a la naturaleza, a lo que Dios nos ha dado. Ese canto al hermano sol, a la hermana luna, a la tierra. Eso me mueve más que una definición de orientación ideológica.
¿Cómo cree que continúa esto? ¿Se instalará la mina?
– Eso nos preguntamos todos, con cierto temor. Esperamos y rogamos para que aquellos que mandan y de quienes dependen las decisiones entren en razones. Esa mina pondría en riesgo a varios pueblo. El agua que sale deFamatina abastece hasta Córdoba.
Intendente Ismael Bordegaray: “Hay que escuchar al pueblo”.
Famatina tiene un Intendente joven. Su nombre es Ismael Bordegaray, cumplió 35 años y pertenece la Frente para la Victoria. Este es su segundo mandato luego de cuatro años de gobierno. Se lo ve como un ciudadano más en el campamento de la resistencia a la minera
¿Qué posición tiene la intendencia sobre el proyecto de la minera?
– Nuestra posición es acompañar al pueblo. El pueblo ratificó nuestro mandato y no deberíamos ni vamos a hacer otra cosa que lo que quiera la mayoría del pueblo. Esa mayoría dice que no quiere que la minería a cielo abierto sea una actividad que se desarrolle en la zona. Seguir lo que desea la mayoría es uno de los preceptos básicos de la democracia y eso es lo que haremos.
El gobernador Beder Herrera, que pertenece a su mismo agrupamiento político, está decidido a que las mineras se instalen. ¿Cómo se conjugan su posición con la del gobernador?
– No se conjugan. Lamentablemente hay una divergencia muy difícil de resolver. Creo que debe primar la cordura y la racionalidad y si bien sé que hay compromisos económicos en juego, hay que escuchar lo que dice la mayoría del pueblo. Hay que entender la voluntad del pueblo. Entiendo que Beder Herrera está en la capital y tiene que representar a la mayoría de los riojanos y tal vez a los demás riojanos no les interesa lo que sucede aquí. Pero da la casualidad que es aquí donde se va a instalar la mina y tiene que escuchar qué dicen los ciudadanos afectados.
¿Cómo cree que se resolverá este conflicto?
– Creo que se va a terminar escuchando al pueblo. Se dice que ésta es una provincia minera. Que inicien entonces la explotación en el resto de los departamentos que no han manifestado su oposición a este proyecto. Aquí la gente se ha manifestado y hay que escuchar a esa gente.
Por Diego Rojas
Fuente: www.plazademayo.com
12 de enero de 2012
domingo, 15 de enero de 2012
Educar a los jóvenes en la justicia y la paz
Por Monseñor Jorge Eduardo Lozano, obispo de Gualeguaychú y titular de la Comisión Episcopal de Pastoral Social
Querida amiga, querido amigo. Espero hayas comenzado muy bien este 2012 recién iniciando.
Necesitamos paz. Queremos, anhelamos, nos merecemos vivir en paz. Cada 1 de enero se realiza la Jornada Mundial de Oración por la Paz. El Papa propone en esta ocasión el lema “Educar a los jóvenes en la justicia y la paz”, y nos da un hermoso mensaje del cual comparto unos pocos párrafos.
Benedicto XVI reconoce que durante el 2011 “aumentó el sentimiento de frustración por una crisis cuyas raíces son sobre todo culturales y antropológicas. Parece como si un manto de oscuridad hubiera descendido sobre nuestro tiempo y no dejara ver con claridad la luz del día”. En la oscuridad se camina despacio, con sensación de inseguridad y hasta de angustia o temor.
Por eso pide a los jóvenes: “No se dejen vencer por el desánimo ante las dificultades y no se entreguen a las falsas soluciones, que con frecuencia se presentan como el camino más fácil para superar los problemas”.
La tentación del derrotismo o una mirada pesimista corroe los sentimientos más nobles, llevando muchas veces a una actitud escéptica. Y el Papa les insiste: “No tengan miedo de comprometerse (…) Vivan con confianza su juventud y esos profundos deseos de felicidad, verdad, belleza y amor verdadero que experimentan”. (…) Sean conscientes de sus capacidades y nunca se encierren en ustedes mismos, sepan trabajar por un futuro más luminoso para todos”. ¡Qué buen consejo! ¡Cómo deseo que estas palabras lleguen al oído y corazón de los jóvenes!
Esos deseos profundos de felicidad, verdad, belleza y amor verdadero que el Santo Padre menciona son puestos en el corazón humano por el Espíritu Santo. No son búsquedas vanas o meras ilusiones. No son pompas de jabón o castillos de arena. Son cimientos sólidos sobre los cuales construir la vida.
A ellos —los jóvenes— muchas veces se los ve como un problema o se resalta su lado más débil. Se los muestra en los noticieros cuando se drogan, se pelean o delinquen, sin embargo, “la Iglesia mira a los jóvenes con esperanza, confía en ellos y los anima a buscar la verdad y a defender el bien común”.
El Santo Padre hace un llamado a todos los que somos responsables de educar a los jóvenes en la justicia y la paz: la familia, la educación, los políticos, los medios de comunicación.
Los jóvenes no son “auto-didactas”. Necesitan que los adultos nos hagamos cargo de aquello que nos corresponde. En buena medida, ellos son el resultado de nuestros aciertos y fracasos; de nuestro compromiso y de nuestra pereza o cobardía.
Finalmente el Santo Padre llama “de modo particular a los jóvenes, que mantienen siempre viva la tensión hacia los ideales, a tener la paciencia y constancia de buscar la justicia y la paz, de cultivar el gusto por lo que es justo y verdadero, aun cuando esto pueda comportar sacrificio e ir contracorriente”.
Alentemos a los jóvenes en este camino. Si vos sos joven recibí estas líneas como escritas para vos mismo, con nombre y apellido. Si tenés hijos jóvenes, te pido un favor: haceles llegar estas palabras. El futuro de la humanidad depende de lo que logremos sembrar en ellos.
¡Feliz año 2012! Y en la justicia y la paz.
Los pobres y Dios
por Oscar Campana (Laico. Bachiller en teología. Profesor en el Centro de Estudios Salesiano de Buenos Aires y en el Instituto Teológico Franciscano. Secretario de redacción de la revista Proyecto.Director responsable Vida Pastoral)
La opción por los pobres, expresión y dimensión eclesial parida con el dolor de tantos mártires en América Latina, aparece como el criterio evangélico básico en todas las circunstancias. Antes de pensar qué hacer la Iglesia debe responder a otra pregunta: dónde piensa estar. La presencia entre los pobres se transforma así en un elemento central de la espiritualidad cristiana, si es que con su vida los cristianos quieren dar testimonio de aquel Dios que como reiteradamente nos lo relata la Escritura escucha el clamor de los que sufren y termina identificándose con ellos en la cruz. Del lado de las víctimas. No de los victimarios.
Aunque el horizonte histórico de América Latina ya no sea el de las décadas anteriores y se vislumbren hoy más que vientos de cambio y de inclusión social, la mirada comparativa nos sigue ubicando como la región más desigual e inequitativa del planeta.
Hace ya muchos años, Don Pedro Casaldáliga nos decía: “Quedan los pobres y Dios...”. La síntesis de la expresión de Casaldáliga es la opción por los pobres que nace del Evangelio de Jesús.
La Iglesia en América Latina fue una de las más creativas en recepcionar el Concilio Vaticano II. Su principal intuición teológica y pastoral –la opción por los pobres– no quedó restringida al “berrinche” de algunos teólogos “inmaduros”: desde el espíritu de Medellín (1968), quedó consagrada en Puebla (1979) y asumida por Juan Pablo II, desde la Sollicitudo rei socialis (1988), como un paradigma de la Iglesia universal.
Desde la variedad de imágenes y categorías desde las que se abordó la cuestión, Gustavo Gutiérrez ha hablado de la “insignificancia” de los pobres: ellos ya no significan nada, más que un frío dato estadístico que da cuenta de cómo crece, incluso en los países del llamado Primer Mundo, el número de los que van quedando afuera de la fiesta.

La vida, el compromiso, la entrega y la reflexión que acompañaron y acompañan esta opción por los pobres se constituyen en una de las rocas firmes en que la Iglesia en América Latina asienta su misión. Esta es la forma en que muchos cristianos viven su fe y celebran al Dios que vino para que los hombres tengan vida y vida en abundancia. En ella, una de las fortalezas centrales de la praxis cristiana latinoamericana, radica, quizá, el futuro de nuestra Iglesia. El desafío consistirá, entonces, en saber reconocer el camino recorrido, profundizarlo y hacerlo celebración en nuestra vidas, en la historia de nuestros pueblos y en nuestros corazones.
Anticipo de la vida nueva, en la que los últimos serán los primeros, la Iglesia en nuestro continente hace –y debe seguir haciendo– del compromiso con los últimos de la sociedad la razón cotidiana de su misma existencia, de su mente, de su corazón y de su praxis.
La enseñanza de la Iglesia ha sido pródiga en declaraciones que ponen a los pobres en el centro de la preocupación de la comunidad cristiana. Tenemos documentos papales, documentos del episcopado latinoamericano y documentos del episcopado Argentino. Pero, sobre todo, tenemos a los pobres y a Dios, que nos llaman constantemente al compromiso, a la conversión, es decir, a mirar la realidad desde una nueva y distinta perspectiva: desde abajo, desde el reverso de la historia, desde la negación de la vida del hombre, desde la otra cara de la moneda, desde la vergüenza misma de la sociedad, que a veces pretende no recordar una de las primeras preguntas que Dios lanzó a los hombres: ¿“qué has hecho de tu hermano”? (Gn 4, 10).
Publicado en la revista Vida Pastoral de San Pablo
UCA: Políticas de empleo decente para sectores menos educados
Buenos Aires, 14 Ene. 12 (AICA) | ||
La Escuela de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la UCA presentó el informe de Empleo y Desarrollo Social: La creación de empleo decente para la población con mayores problemas de inserción social.
El informe, dirigido por Patricio Millán, sostiene que detrás de la importante expansión del empleo asalariado formal de los últimos años se esconde un factor generador de exclusión social: la inducción a la inactividad laboral de los trabajadores menos educados que constituyen un 43% de la población. Todo el crecimiento del empleo neto entre 2004 y 2011 ha sido en trabajadores con educación secundaria completa o superior, mientras que el nivel de ocupación de trabajadores con educación secundaria incompleta declinó. Se cristaliza así un mercado laboral “dual”, con un sector formal de salarios relativamente elevados al que acceden sólo las personas más educadas, y un sector informal sostenido por la asistencia social para los menos educados. El estudio, a cargo de Jorge Colina y Osvaldo Giordano, sostiene que en el nuevo ciclo político que se inicia es crucial repensar las instituciones y políticas laborales con el objetivo de atenuar la segmentación del mercado laboral y crear empleos decentes para la población actualmente excluida del mercado formal del trabajo. Informe completo en www.uca.edu.ar/prensa .+ | ||
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