La Primera Conferencia sobre el tema central "Trabajo, Dignidad y Justicia Social" estuvo a cargo de monseñor Jorge Lozano, presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social.
Compartimos algunos abstract de su conferencia.
"No nos mueve desde la Pastoral Social la búsqueda de espacios de poder. Queremos realizar un servicio a la sociedad
Algunos señalaron que ese acontecimiento marcó el fin de las utopías. Yo creo que no es cierto al menos yo las sigo teniendo y sé que muchos de ustedes también. Pero sí hemos de reconocer que la actividad económica y política se vio fuertemente condicionada por el pragmatismo eficientista.
Hubo un desplazamiento de la soberanía de la política a la economía, y un corrimiento de la ética por debajo de ambas.
También hay falta de ética en la aplicación de subsidios de algunos Estados del Hemisferio Norte que no nos permiten ingresar con nuestros productos. Reclaman libre mercado, pero son proteccionistas con sus propios intereses.
Es un desorden moral que haya tanta concentración de riqueza en pocas manos. Un sistema económico centrado en el lucro como único y supremo objetivo privilegia la especulación financiera por encima de la inversión productiva. En este contexto el trabajo es visto como una mercancía, y la persona no está en el centro de la sociedad.
La crisis económica internacional no es sólo un problema financiero. Ella se debe a una serie de errores técnicos y también a responsabilidades morales.
Las estructuras políticas y económicas deben estar al servicio del bien común, dando prioridad al trabajo sobre el capital, y a la producción sobre las finanzas.
El problema es el sistema neoliberal y su incidencia en la falta de justicia y cuidado del ambiente. Quienes más sufren las consecuencias son los pobres. Ellos ven deteriorados sus ingresos o pierden su fuente de trabajo.
En la superación hay que privilegiar al ser humano integral, en todas sus dimensiones. La política ?responsable de la búsqueda del bien común? debe estar por encima de la economía y las finanzas. La ética debe imperar sobre la política y la economía.
El Evangelio tiene consecuencias sociales. Es Buena Noticia para la persona y para la humanidad en su conjunto. De la Palabra de Dios se derivan una serie de principios que iluminan la vida social.
Por eso tenemos como creyentes y proponemos a todos los hombres algunos principios firmes sobre los cuales construir la sociedad: la inviolabilidad de la Dignidad de la persona humana, el Destino Universal de los bienes, la Participación de todos en la búsqueda del Bien Común, el principio de subsidiariedad, la solidaridad, la primacía del trabajo sobre el Capital y de la producción sobre las finanzas.
El lema que nos hemos propuesto para esta Semana Social recoge algunos de estos principios.
Vivir en sociedad no es una desgracia a soportar o una cuestión instrumental. Somos seres sociales, en relación.
Por eso también cuestionamos que "el hombre sea lobo para el hombre". En nuestro origen y vocación no está la lucha despiadada sino la solidaridad.
Por eso también cuestionamos el individualismo egoísta que nos aísla, o que nos reúne sólo por necesidad utilitarista. Estamos llamados a la comunión, y la amistad social nos hace bien. Los demás son hermanos antes que adversarios o competidores.
Otro principio que se deriva del acto creador de Dios es el Destino Universal de los bienes de la creación. cuestionamos la acumulación de riqueza y acaparar los bienes para unos pocos.
Justicia Social: hablar de justicia social es más abarcativo que el término inclusión social.
El concepto de Deuda Social nos ayuda a tener presente la necesidad de un orden social más justo, en el cual cada persona tenga acceso a lo que le corresponde.
El salario, entonces, no es como el pago por una mercancía, sino el modo en que se verifica la justicia social o su ausencia.
Por medio del trabajo el hombre participa en la obra creadora de Dios y obtiene el sustento digno para sí y su familia.
También es un elemento clave de vinculación social en orden al Bien Común. Los bienes que necesitamos para vivir dignamente en la sociedad se producen por medio del trabajo. No sólo los bienes necesarios para cada familia, sino para toda la sociedad. (cfr. CDSI 274)
Estamos en condiciones de establecer la vinculación estrecha entre los elementos presentes en el lema de esta Semana Social: El pan que llega a la mesa sin el trabajo, puede ser dádiva que ofende a la dignidad de la persona humana. Pero también es cierto que el trabajo que no alcanza para el pan, es explotación y opresión. Trabajo, Dignidad Humana y Justicia Social deben siempre estar de la mano.
a) Desocupados o subocupados
Debemos reconocer que unos cuántos hace tiempo que no tienen un trabajo estable ni ocupación alguna, y otros apenas consiguen changas esporádicamente. Uno de los desafíos serios que tiene la humanidad por delante es la generación de puestos de trabajo.
b) Trabajo no registrado
Éste es uno de los problemas más serios y que afecta especialmente a los sectores más vulnerables. Genera una serie de consecuencias como la falta de aportes jubilatorios, de acceso al crédito, de protección ante accidentes de trabajo, creando una verdadera discriminación.
c) Los jóvenes
Es necesario el desarrollo de un marco legal que permita acceder a un primer empleo formal para los jóvenes, de manera de incluirlos con la participación tanto del sector público como del privado, en iniciativas productivas.
d) La mujer
Muchos hogares de nuestro país son llevados adelante por la mujer. Al esfuerzo volcado en la educación y el seguimiento de los hijos, la organización de la casa, se suma el trabajo no siempre debidamente remunerado. Por el mismo horario y trabajo, en algunos casos llegan a cobrar menos que un varón.
e) Los migrantes
La opresión sufrida por ellos está cuidadosamente organizada y llevada adelante por grupos delictivos que se enriquecen a costa del esfuerzo ajeno.
f) Los pueblos originarios y pequeños campesinos
En varias ocasiones son desplazados con violencia de su terruño. La posesión de títulos precarios y la lentitud en dar respuesta a sus situaciones generan injusticias, con complicidad o desinterés de las estructuras del Estado.
g) Hay otras formas de explotación y sometimiento
La trata de personas para la explotación laboral o el comercio sexual. Los que venden drogas o trafican armas. Quienes se venden o prostituyen para el consumo. Los niños y niñas dedicados a la mendicidad.
En todos ellos vemos los rostros de quienes son humillados y despreciados.
Debemos incrementar con dedicación y creatividad la amistad social.
Y por amistad social no nos referimos a un mero pacto de no agresión sino a un construir juntos, por el camino del diálogo y la búsqueda de consensos. Para ello es necesario un clima social de amistad, que permita visualizar los intereses ajenos al igual que los propios y encarar la búsqueda de soluciones superadoras que coincidan en el bien común de los argentinos. Por eso estamos aquí
Como Pastoral Social debemos pensar mucho en los excluidos al mundo del trabajo. Pero esto no solo debemos reclamarlo como un rol fundamental del Estado, sino también un compromiso sincero de los empresarios, de los dueños del capital, que deben velar porque la ganancia nos sea la única meta de los negocios en argentina. La centralidad debe estar puesta en los hombres y la comunidad donde se desarrollan.
Estamos cumpliendo los 25 años de la segunda visita de Juan Pablo II a la Argentina. Les comparto algunas perlitas de lo que les dijo a los empresarios en el Luna Park (11 de abril de 1987): Una empresa respetuosa de estas finalidades sociales exige, evidentemente, un modelo de empresario profundamente humano, consciente de sus deberes, honesto, competente e imbuido de un hondo sentido social que lo haga capaz de rechazar la inclinación hacia el egoísmo, para preferir más la riqueza del amor que el amor a la riqueza."