miércoles, 9 de noviembre de 2011

Jornada Mundial del Enfermo


El próximo domingo 13 de noviembre celebramos la Jornada Nacional del Enfermo. El enfermo es, ante todo, una persona, un hijo de Dios, mi hermano. Esto tan simple de decir es, lamentablemente, muchas veces olvidado. Esta Jornada busca valorar en primer lugar al enfermo, pero también, a todo ese conjunto de personas y circunstancias que lo acompañan, pienso en la familia, médicos, enfermeras…

El enfermo no es un ser vivo más de la naturaleza, sino una persona única en su dignidad y con un destino trascendente. Esto siempre es importante recordarlo. ¡Cuántos seres vivos de la naturaleza gozan de mayores cuidados que una persona!

La enfermedad es parte de nuestra fragilidad, no somos dioses. Ella pertenece al ámbito de nuestra condición de criaturas que cuidamos y buscamos mejorar. En esto la ciencia con sus adelantos ocupa un lugar destacado que hay alentar y agradecer. Ella participa de esa autonomía de lo humano que tiene sus propias causas. Cuando la Iglesia se acerca a esta realidad lo hace desde la Pastoral de la Salud, para significar el sentido positivo frente a la enfermedad. Esta Pastoral mira la totalidad de la vida del hombre. Podemos distinguir lo humano de lo espiritual pero nunca separarlos, son realidades que conviven en la unidad de un mismo ser.

La atención espiritual al enfermo es un profundo acto de caridad, porque se basa en una mirada de fe en la vida, la vocación y circunstancias concretas en que se encuentra. ¡Cuántas veces una experiencia espiritual capacita al enfermo para sobrellevar los momentos difíciles de su enfermedad! La atención espiritual al enfermo no consiste en ofrecer milagros, sino en dar sentido y esperanza a su vida, sabiendo que la muerte puede estar cercana. La verdad del hombre como ser creado con destino de eternidad, no puede estar ausente de una verdadera atención al enfermo y a su familia. Sólo desde la fe comprendemos el sentido último de la vida del hombre.

Cuánta necesidad tenemos de agentes de Pastoral de la Salud que acompañen a nuestros hermanos enfermos desde la Palabra de Jesucristo, que es camino de Vida Plena para ellos. El Evangelio ilumina, da sentido y fortalece su fragilidad. Al tiempo que agradezco a tantos voluntarios que han asumido con fe y amor este servicio pastoral en la Iglesia, invito a quienes puedan sumarse a esta tarea que nos ha dejado Jesucristo. Él quiere seguir estando cerca del que sufre, no olvidemos que esto es parte de su opción preferencial por el pobre.

Reciban de su Obispo en esta Jornada Nacional del Enfermo mi bendición en el señor Jesús, que nos ha enseñado a estar cerca del dolor.

Mons. José María Arancedo

Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz

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