En el mes de Mayo del corriente el equipo de Pastoral Social de la Arquidiócesis de Rosario llevo a cabo una jornada reflexiva sobre la Participación de los trabajadores en las Ganancias de las Empresas en el auditorio del Círculo de Obreros del Rosario.
La misma contó con la presencia de autoridades gremiales, empresariales, representantes de entidades intermedias, autoridades municipales y abundante público general que permitió que la jornada sea un ámbito de reflexión para una temática tan compleja.
El panel estuvo compuesto por el Pbro Fabián Monte, miembro del equipo de Pastoral Social de la Arquidiócesis de Rosario, el Sr. Matías Layus como representante de la comisión Interna del Nuevo Banco de Santa Fe, el Sr. Gonzalo Echagüe junto con el Dr. José Luis del Río en representación del Grupo Dorrego, y los Sres, Juan Santillán y Adrián Tapari en representación del Sindicato del Neumático (SUTNA).
En primer lugar la Directora del Equipo de la Pastoral Social de la Arquidiócesis de Rosario , la Dra. Viviana Wille Bille expreso unas palabras de bienvenida a los expositores y al público en general agradeciendo la presencia.
A continuación tomó la palabra el Pbro Fabián Monte, quien explicó la postura de la Iglesia Católica , exponiendo sucintamente un recorrido de la temática a lo largo del tiempo en el Magisterio de la Iglesia, partiendo de la Encíclica Papal Rerum Novarum de 1891 hasta nuestros días. Entre diversos puntos sobre los cuales el disertante hizo referencia podemos destacar algunos que reflejen la visión de la Iglesia. El elocuente nos leía el siguiente fragmento: “…Es evidente que el obrero y el empleado que se saben directamente interesados en la buena marcha de una empresa porque una parte de sus bienes está empeñada y fructifica en ella, se sentirán más íntimamente obligados a colaborar mediante sus esfuerzos y hasta sus sacrificios. De ser así, se sentirán más hombres, depositarios de una más amplia parte de responsabilidad; se darán cuenta que otros son deudores suyos y se contraerán con más tesón a su tarea diaria, pese a su carácter duro y molesto”[1]
Continúo explicando el Pbro. que el Concilio Vaticano II en la constitución pastoral Gaudium et spes toca elípticamente el tema en su número 68, en el cual comienza por puntualizar el carácter personal de la empresa: “En las empresas económicas son personas las que se asocian, es decir, hombres libres y autónomos, creados a imagen de Dios”.
E inmediatamente deduce una consecuencia de ese carácter: “Por ello, teniendo en cuenta las funciones de cada uno, propietarios, administradores, técnicos, trabajadores, y quedando a salvo la unidad necesaria en la dirección, se ha de promover la activa participación de todos en la gestión de la empresa, según formas que habrá que determinar con acierto”.
El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, recepta todos estos antecedentes y manifiesta:
“La relación entre trabajo y capital se realiza también mediante la participación de los trabajadores en la propiedad, en su gestión y en sus frutos. Esta es una exigencia frecuentemente olvidada, que es necesario, por tanto, valorar mejor: debe procurarse que « toda persona, basándose en su propio trabajo, tenga pleno título a considerarse, al mismo tiempo, “copropietario” de esa especie de gran taller de trabajo en el que se compromete con todos. Un camino para conseguir esa meta podría ser la de asociar, en cuanto sea posible, el trabajo a la propiedad del capital y dar vida a una rica gama de cuerpos intermedios con finalidades económicas, sociales, culturales: cuerpos que gocen de una autonomía efectiva respecto a los poderes públicos, que persigan sus objetivos específicos manteniendo relaciones de colaboración leal y mutua, con subordinación a las exigencias del bien común, y que ofrezcan forma y naturaleza de comunidades vivas, es decir, que los miembros respectivos sean considerados y tratados como personas y sean estimulados a tomar parte activa en la vida de dichas comunidades ». La nueva organización del trabajo, en la que el saber cuenta más que la sola propiedad de los medios de producción, confirma de forma concreta que el trabajo, por su carácter subjetivo, es título de participación: es indispensable aceptar firmemente esta realidad para valorar la justa posición del trabajo en el proceso productivo y para encontrar modalidades de participación conformes a la subjetividad del trabajo en la peculiaridad de las diversas situaciones concreta”[2]
A modo de conclusión, el disertante nos enseño que el fundamento último de la participación de los obreros en los beneficios de la empresa, podemos encontrarlo en el principio del Destino Universal de los Bienes, según el cual los bienes creados deben llegar a todos en forma equitativa, con justicia y caridad. Continuó explicando que el beneficio, debe ser empleado como medio útil para promover el bienestar de los hombres y de los pueblos y para impedir su exclusión y explotación.(…)
El Pbro. nos dijo que algunos piensan que con la participación de los trabajadores en las ganancias se destruiría la productividad. El nos explico que en realidad, sucedería lo contrario: el trabajo, que es el verdadero agente dinámico, al participar en el beneficio, se sentiría interesado en aumentarlo más y más, lejos de sentirse tentados a despilfarrarlo en una situación de mercado libre.
El disertante culminó con otro pasaje el discurso del Beato Juan Pablo II: “La tarea del empresario puede muy bien ser comparada con la de aquel administrador del que nos habla el Evangelio, a quien su Señor exige cuentas de su trabajo. También a los empresarios se dirigen estas palabras: “dame cuenta de tu administración” y junto con el Señor, los interpelan los hombres, sus hermanos, que también están llamados a participar del patrimonio que Dios ha puesto, sobre todo, en sus manos. Sientan, la gran responsabilidad moral que les corresponde. Piensen que todos esos bienes son el puesto de trabajo de tantos hombres y mujeres, son el futuro de muchas familias, son los talentos que han de hacer rendir en bien de la comunidad.[3]
En segundo lugar fue el turno del Sr. Gonzalo Echagüe y El Dr. José Luís del Río en representación del Grupo Dorrego. Comenzaron su discurso agradeciendo la invitación y destacando la importancia de la temática de la jornada. El Sr. Gonzalo Echagüe tomó la palabra y explicó qué tipo de empresa era el Grupo Dorrego y expresó su dedicación a las prestaciones en materia de salud. Nos manifestó que para llevar a cabo las labores diarias se necesita un staff de personal de 700 personas que trabajan arduamente para prestar un servicio tan fundamental como el servicio médico.
Continuó explicando, el expositor, que la base del sistema del Sanatorio se basa específicamente en la creencia de el sistema de economía mixta, que busca entrelazar la economía privada con la economía social y solidaria, contando con el aporte de los trabajadores que confían en el grupo Dorrego para que administren dichos recursos.
Ambos disertantes concordaron que para que este esquema genere un buen resultado es necesario tener mucha dedicación, vocación y predisposición solidaria. De esta manera se puede lograr una medicina solidaria, destinada a dar salud a los trabajadores.
En tercer lugar expuso el Sr. Matías Layus, miembro integrante de la comisión interna del Nuevo Banco de Santa Fe, quien desarrolló el modelo de participación de los trabajadores en dicha entidad, lograda luego del proceso de privatización a la cual fue sometido. Asimismo, explicó como se produjo dicho traspaso desde las arcas estatales a los privados y cual era el esquema de participación en las ganancias y en la dirección de la empresa.
Por otro lado, manifestó que fue la misma ley de privatización la que abrió las puertas a la posibilidad de una participación accionaria de los trabajadores que optaran seguir como bancarios. Los trabajadores lograron de esta manera tener, no solo una participación como dueño de acciones clase B, sino también la posibilidad de nombrar a un director y a un síndico que conformaran el staff de dirección de la entidad.
El expositor nos expresó que al directorio de la entidad Bancaria no le era grato tener que compartir la dirección de la misma con representantes de los trabajadores, y esto genero que no fuera fácil la convivencia entre unos y otros. Esto sucedió cuando los directores patronales comenzaron a reaccionar contra el director de los trabajadores cuando este comenzó a solicitar informes de las compras y de las transacciones del banco. Finalmente, esto generó que ese trabajador fuera desplazado por una supuesta falta de idoneidad. El Sr. Layus nos ejemplificó de esta manera lo difícil que fue la lucha en aquellos momento, explicando cual era la relación entre los trabajadores con los administradores del banco, manifestando el arduo proceso de integración de representantes de los trabajadores en el directorio del banco.
Para concluir su discurso, dió a conocer el mecanismo de la posesión de las acciones en el banco. Exponiendo de qué manera se organizaron para administrar las acciones que les correspondían, algunos agrupándose como sociedad anónima y otros creando una cooperativa.
Luego llegó el turno de los miembros del Sindicato del Neumático, quienes explicaron cual fue el proceso de participación logrado por los trabajadores de la empresa Firestone; sistema que quedó plasmado en el convenio colectivo vigente en la actualidad.
Los miembros de la seccional Lavallol del Sindicato del Neumático nos explicaron que este sindicato representa a los trabajadores de tres fábricas: Pirelli, Fate y Firestone. La única de las tres que tiene este sistema de participación es Firestone, esquema logrado en el convenio colectivo cuyas tratativas estuvieron a cargo, como representante, al Sr. Pedro Wasiejko que por cuestiones particulares no pudo presenciar la jornada.
Haciendo un repaso histórico de cómo se logro tal avance, nos manifestaron que en aquellos años se discutía de manera constante el tema salarial sin lograr avances, puesto que la empresa argumentaba que no había recursos suficientes como para hacerlo y amenazaba diariamente con retirarse del mercado y dejar a la gente en la calle.
Luego de la crisis económica del 2001, el dirigente Pedro Wasiejko logró llegar a un acuerdo que en aquel momento no se lo veía como el avance que se puede observar hoy. Esto debido a que no se lograba la esperada suba salarial, pero sin embargo se ponía por escrito un artículo que establecía la mecánica de participación en las ganancias de los trabajadores en la empresa.
Para entender bien de que estabamos hablando, les transcribimos el artículo de la Convención Colectiva de Trabajo a la que estamos haciendo referencia:
Participación de los trabajadores en las ganancias de la empresa
Las partes coinciden que, la garantía de crecimiento de la empresa se funda en la generación de utilidades y que el cumplimiento del objetivo económico requiere de la máxima colaboración de todos y cada uno de los trabajadores. Por tal motivo se establece a favor de todos los trabajadores de la empresa un bono extraordinario no remunerativo por el plazo de vigencia del presente convenio, de participación en las utilidades ordinarias netas de la empresa. Para la determinación del resultado anual, una vez aprobado el balance del ejercicio correspondiente, los trabajadores participan del treinta y tres por ciento (33%) del excedente de la ganancia neta ordinaria libre de impuestos que supere el seis por ciento (6%) de la facturación anual, otro treinta y tres por ciento (33%) será destinado al desarrollo del mercado y el otro treinta y tres por ciento (33%) se incorporará en equipos
Los expositores nos expresaron que este artículo, el cual se logro en aquel convenio, nunca se va a sacar más allá de las renovaciones que se hace de él cada dos años y que el objetivo es ampliar día a día la aplicación del mismo.
Finalmente el cierre de la jornada estuvo a cargo de Mons. Emilio Cardarelli, delegado episcopal de Pastoral Social de la Arquidiócesis de Rosario quien agradeció la presencia de cada uno de los participantes e insto a continuar con el tema en cuestión.
[1] Alocución a Asociaciones Católicas de Empresas Pequeñas y Medianas, del 8 de octubre de 1956
[2] CDSI 281
[3] Discurso del Papa Juan Pablo II al empresariado argentino, Abril 11 de 1987